Opinión

El lado oscuro de la autoexigencia y el perfeccionismo laboral

Cuando la búsqueda de la excelencia se convierte en un enemigo.

Por Analía Tarasiewicz

En momentos de tanta turbulencia, los cambios tecnológicos y la llegada de una nueva era del trabajo, elevan al máximo las tendencias psíquicas de base, trastornos y patologías psico físicas y emocionales, en especial la expresión de síntomas como la autoexigencia y el perfeccionismo como un mecanismo de defensa frente a la obsolescencia y la necesidad de adaptación al mercado laboral. Estas expresiones pueden dar cuenta problemas específicos del trabajo o también sumarse otros aspectos no resueltos de la vida personal trasladados allí lo que complica aún más el panorama y requiere un abordaje diferencial.

Asimismo, pueden ser herramientas poderosas para impulsar el rendimiento, la mejora continua y la superación personal. Sin embargo, cuando estas tendencias se desbalancean, pueden convertirse en enemigos silenciosos como un jefe maltratador que constantemente nos hace sentir insuficientes. Las frases más comunes son “tengo que”, “no puedo fallar”, “por las dudas chequeo de nuevo”, “¿Qué van a pensar de mí?”.

El lado positivo

En su justa medida nos motiva a:

Alcanzar grandes logros.

Destacarnos en nuestro campo.

Desarrollarnos profesionalmente.

Adquirir disciplina.

Superarnos a nosotros mismos.

El lado oscuro

Cuando se vuelven excesivos, puede llevarnos -entre otros desbalances psico emocionales- a los siguientes estados:

Sentimientos de insuficiencia.

Envidia y comparación con los demás.

Baja autoestima.

Dificultad para disfrutar de los logros.

Agotamiento físico y mental.

Estrés y ansiedad.

Depresión.

Algunos de los perfiles de las personas que sufren estos desequilibrios son:

Procrastinadores: Dificultad para finalizar tareas o proyectos.

Planificadores: Exceso de planificación y control, con poca espontaneidad.

Intolerantes: Baja tolerancia a la frustración.

Obstinados: Rigidez en el pensamiento y dificultad para cambiar de opinión.

Detallistas: Excesiva atención a los detalles, perdiendo la perspectiva general.

Comparativos: Constante comparación con los demás.

Insuficientes crónicos: Sensación permanente de no ser suficiente.

Hiper responsables: Exceso de responsabilidad y dificultad para delegar.

Controladores: Necesidad de controlar todos los aspectos de su trabajo.

Justicieros: Elevado sentido de la justicia que puede generar conflictos.

Principales causas

En mi experiencia clínica, al profundizar la problemática donde estos síntomas emergen, observo que puede tener diversas causas que se remontan a experiencias y circunstancias vividas en la infancia y en el entorno familiar. Experiencias traumáticas durante la niñez, como el abandono, tragedias familiares o enfermedades crónicas en la familia, pueden llevar a la persona a buscar la perfección como una forma de evitar el rechazo o compensar carencias afectivas.

La crianza en entornos de alta exigencia, donde la autoestima se vincula estrechamente con logros específicos, también puede contribuir al desarrollo del perfeccionismo. Además, la falta de expresión emocional en el hogar, la humillación recurrente, el abuso físico o psicológico, y los complejos físicos o baja autoestima pueden llevar a la persona a buscar la perfección como una forma de sentirse valiosa o aceptada. Estas experiencias pueden dejar una huella profunda en su psique, llevándola a adoptar patrones de pensamiento y comportamiento perfeccionistas en el ámbito laboral.

¿Cómo convertirlos en fortaleza?

¿Cómo afrontar el perfeccionismo y la autoexigencia laboral y volverlos una fortaleza?

Para ello es necesario encarar el proceso de manera objetiva y adaptativa, si es necesario con la ayuda de un profesional de la psicología clínica del trabajo especializado en estos temas. Es una batalla interna de resignificación de la problemática que nos muestra que no estamos teniendo un problema en la superficie del trabajo que podamos resolver fácilmente sino que -más allá del contexto-, tenemos que trabajar desde este dolor que proyecta aspectos profundos y nos invita a desmenuzar nuestras propias creencias, emociones y un camino de deconstrucción del poder que otorgamos a nuestros pensamientos y conductas aprendidas.

Algunos aspectos claves para trabajar desde el Método TARASIEWICZ son:

El primer paso para superar esta tendencia es reconocerlo. No seguir tomando esta conducta como una condición a festejar en mi perfil sino comprender el desbalance que estoy provocando en mi salud y en todas las dimensiones de mi YO a través de ella.

Desenmascarar lo que pensás: Trabajar en desenmascarar los pensamientos recurrentes que nos impiden vivir en paz. Cuestionar el concepto de perfección y reflexionar sobre su significado personal. Relativizar y cuestionar nuestras expectativas y miedos relacionados con el posible fracaso.

Conocer tu patrón mental emocional: Identificar los sistemas de creencias que rigen nuestra vida, basados en nuestra crianza, elecciones, traumas, educación, entre otros. Luego, trabajar en los pensamientos que surgen de estas creencias limitantes y cómo afectan nuestras emociones y nuestro bienestar psíquico. Identificá tus patrones, qué hechos te prenden, que pensamientos aparecen, qué emociones te suceden, qué acciones tomás habitualmente y cuales podrías hacer nuevas.

Registro diario: Escribí una especie de historia diaria para analizar los patrones de pensamiento y emocionales a lo largo de una semana. Este registro puede servir como base para el autoanálisis de inicio o para dar seguimiento e interpretación profesional, ya sea un psicólogo clínico o laboral según si el caso lo requiriera.

Trabajar la autoaceptación, la autocompasión, la autoestima, la integración del derecho a equivocarnos como una oportunidad de mejora.

Probarnos disfrutando algo, ¿Qué nos hace disfrutar? conocernos más, probar y replicar, ¿Sabés que te gusta?

Asumir pequeños riesgos diariamente y evaluarlos.

Trabajar en planos más de aquí y ahora y ejercitarlo todos los días.

Desarrollar tu plan estratégico a corto y mediano plazo

Evaluar y controlar tus avances y tratar de no abandonar hasta sentir que has internalizado el cambio.

Si con estos aspectos básicos sentís que no podes, que hay un obstáculo o que hay algo en lo que te trabás, te angustias o no podes continuar, consultá con un profesional de la psicología clínica del trabajo del Método Tarasiewicz, que pueda acompañarte en este cambio.

(*): Psicóloga del trabajo – Directora de Trabaja Mejor @trabaja.mejor.

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